Sólo desde que comenzó el recuento oficial en el 2003, la violencia machista nos ha arrebatado en nuestro país más de mil mujeres (1027 para ser exactos). En lo que va de año, 51 mujeres han sido asesinadas y 80.814 han denunciado (1). De denuncias falsas también hay datos. En 2018, el 0,01 % (2).
Pero eso no es todo. La violencia contra la mujer tiene múltiples caras y el asesinato es tan sólo la punta del iceberg. Cada minuto, 7 mujeres son víctimas de violencia sexual, 13 millones de mujeres han sufrido violencia física a lo largo de su vida, y el 55% de las mujeres han sido acosadas sexualmente al menos una vez en la vida, el 18% de ellas en su ambiente de trabajo (3). Y esto sólo en la Unión Europea.
Estas cifras, sin duda alarmantes, evidencian que ningún país escapa a la violencia machista, ni siquiera en aquellos que habitualmente tenemos como referencia, como Alemania y Suecia, donde hay más víctimas que en España, pero sus medios de comunicación guardan silencio por “imagen nacional”.
Una encuesta del Eurobarómetro de 2018 reveló que la violencia de género está todavía aceptada e incluso justificada en algunos países de la UE. De hecho, únicamente España y Suecia tienen una Ley específica contra la violencia de género (por el mero hecho de ser mujer), frente al resto de países que legislan la violencia doméstica (dentro de la familia).
Pese a los esfuerzos legislativos y el auge de movimientos sociales que alertan contra este tipo de violencia machista, los casos de violencia de género no hacen sino aumentar dramáticamente.
Confederación de Cuadros y Profesionales (CCP) lleva años advirtiendo que no basta con la legislación. Aunque existan derechos, la cultura estereotipada y la educación tradicional de roles de género siguen favoreciendo la violencia de género.
CCP tiene el firme convencimiento que:
mientras no seamos capaces, todos y todas, la sociedad entera, de erradicar los falsos mitos y creencias sobre esta violencia
mientras la educación en igualdad no se implante en las escuelas como una asignatura troncal
mientras las mujeres sigan cobrando menos que los hombres
mientras no haya corresponsabilidad en el ámbito privado
mientras se siga poniendo el foco en la víctima en lugar de en el agresor
mientras no se facilite la reinserción de las supervivientes de violencia machista
ninguna reforma legislativa va a surtir el efecto que debiera.
Cada sociedad tiene la violencia que tolera y normaliza.
CCP apuesta por un cambio de mentalidad basado en la igualdad del hombre y la mujer que permita acabar con lo que Naciones Unidas ha denominado la epidemia del siglo XXI.
Desde CCP os animamos a que ese cambio empiece por nosotros mismos y en las organizaciones es las que tenemos representación: empezando por no silenciar, en nuestro día a día, todas aquellas situaciones que son discriminatorias; continuando por no tolerar micromachismos y por concienciar a nuestras familias, amigos y compañeros de trabajo sobre el efecto devastador que la desigualdad entre hombres y mujeres tiene en la sociedad.
Pequeños gestos generan grandes cambios.
CCP contra la violencia machista ¡Empieza hoy!