Con ocasión del Día Internacional de la Mujer, Confederación de Cuadros y Profesionales (CCP) quiere reivindicar y poner en valor la contribución que el sexo femenino ha venido y viene realizando al desarrollo del conocimiento. Es de justicia rendir homenaje a todas las mujeres injustamente desconocidas que gracias a su aportación debieran ocupar un espacio destacado en los libros de texto y ser parte de nuestra cultura general. Sin olvidar a todas las mujeres que, con su participación en el día a día, hacen que el mundo sea un lugar mejor.
¿Sabrías decir que tienen en común el chaleco antibalas, el retrovisor y el WIFI?
Lo que tienen en común es que los tres fueron inventados por mujeres
Fue la química polaco-estadounidense Stephanie Kwolek (1923-2014), quien descubrió un material altamente resistente -el Kevlar-, que se convirtió en la base de los chalecos antibalas que tantas vidas han salvado.
Detrás del invento del retrovisor encontramos a la periodista Dorothy Levitt. Por cierto, no es la única mujer que ayudó a revolucionar el sector del automóvil: sin Mary Anderson no tendríamos limpiaparabrisas, y las líneas de la carretera no existirían de no ser por la doctora June McCarrol; los intermitentes y la luz de freno también tienen el sello de una mujer, la actriz y piloto Florence Lawrence.
El WIFI se lo debemos a la ingeniera y actriz, Hedy Lamarr, que creó y patentó, durante la Segunda Guerra Mundial, el primer sistema de comunicaciones inalámbricas para los torpedos controlados por radio, sentando así las bases de la tecnología tal y como hoy la conocemos. Es tal el impacto de su invento que el Día Internacional del Inventor se conmemora el 9 de noviembre en honor a su fecha de nacimiento. Un siglo antes, Augusta Ada King (1815- 1852), nacida Byron y condesa de Lovelace, se convertía en la primera programadora de la historia al inventar el primer algoritmo para ser procesado por una máquina.
Otras pioneras en el mundo de las telecomunicaciones fueron la maestra y escritora española, Angela Ruíz Robles, que quiso innovar en el sistema de la enseñanza a través del “libro mecánico”, precursor del ebook; Radia Perlman, considerada la madre de Internet y Valerie Thomas, impulsora de la tecnología 3D.
Sin los inventos de estas mujeres, nuestro mundo sería muy diferente. Ellas trajeron el futuro a nuestro presente y, sin embargo, la mayoría son auténticas desconocidas; no porque no recordemos sus nombres, sino porque nadie nos los enseñó. Aparte de Marie Curie, Rosalind Franklin o Margarita Salas, son pocas las mujeres científicas o inventoras cuyos logros se conocen. Y si no se habla de ellas, no existen.
Como bien advierten las historiadoras norteamericanas Bonnie S. Anderson y Judith P. Zinsser, en su libro, Histo¬ria de las mujeres, una historia propia: “No puede haber igualdad cuando más de la mitad del género humano carece de historia. Las aproximacio¬nes tradicionales a la historia deben ser reajustadas y ampliadas para incluir tanto a la mujer como al hombre. El resultado será una nueva versión que nos ofrecerá por primera vez una verdadera historia de la humanidad”.
Durante siglos, cientos de mentes brillantes fueron silenciadas por el mero hecho de ser mujer. Las mentes masculinas, tradicionalmente, se llevaron (e incluso robaron) los méritos de grandes investigaciones y firmaron los grandes avances de la evolución científica y tecnológica, a pesar de que muchos de los grandes hallazgos de la ciencia fueron y son obra de ellas.
Resulta sorprendente que, siendo una mujer -Fatima al-Fihri-, la fundadora de la universidad más antigua del mundo (año 859, Universidad Al-Quaraouiyine), la presencia de las mujeres en el ámbito académico sea prácticamente inexistente; por poner un ejemplo, en los libros de la ESO tan sólo aparecen citadas un 12,8%, y esta presencia disminuye a medida que se avanza en los niveles de estudio.
¿Quiere decir esto que no ha habido mujeres que hayan influido en la historia de la humanidad? ¿Significa que sólo los hombres han sido capaces de crear las mayores obras de arte y literatura, de inventar aquellos objetos que cambiarían la historia, mientras las mujeres estaban ocupadas con las labores del hogar y de cuidado? Como hemos visto, la respuesta es no.
Las mujeres, además de su infravalorada aportación en su tradicional rol de madres y cui¬dadoras, han realizado una importante labor en el desarrollo político, científico, social y económico que la historia -escrita y contada por hombres- ha invisibilizado. Se las ha silenciado y representado antes que hablar de ellas. En palabras de la historiadora Michelle Perrot, “las mujeres padecían la historia más que hacerla”.
Aunque cada vez se está haciendo más fuerza por visibilizar el papel que las mujeres desempeñan en el mundo del saber, aún hoy las mujeres no ven su trabajo reconocido de manera equitativa con respecto a sus compañeros. La brecha salarial, el techo de cristal, y los estereotipos de género siguen dominando el mundo laboral. Las mujeres han sido y continúan siendo invisibles a ojos de la historia y de la sociedad. Y esta invisibilidad es desigualdad de género.
No olvidemos que, como bien advierte la socióloga y profesora universitaria, Fátima Merniss, “Toda estrategia cultural de transformación de las mentalidades pasa por las mujeres, educadoras principales de las generaciones.”
María José Fraile Monte
Secretaria de Igualdad y Conciliación
CONFEDERACIÓN DE CUADROS Y PROFESIONALES